Cuando el ciclo se detiene, se rompe; en lugar de crear, destruye; en vez de formar, descompone. Entonces la rueda se encargará de deshacer, eliminar, el virus que en su momento creó, con la esperanza de que le ayudase a crecer.
Puede que al comienzo, y un tiempo después, la simbiosis entre creación y creador fuese fuerte. Pero se perdió, y la creación olvidó sus orígenes, dando forma a su propia creación artificial, menospreciando a su creador, sin el que no habría llegado a existir.
Al final del círculo, para el creador, su creación quedará en el olvido al comenzar la siguiente vuelta, donde el ciclo continuará de nuevo su viaje hacia el infinito.