Tan cerca y a la vez tan lejos, tan a la vista y con tantos secretos ocultos… cada lugar, como cada persona, nos cuenta una historia si nos paramos a escucharla… solo hay que esperar al momento en el que quiera ser contada.
Un relato con una fuente de inspiración que merece ser relevada: hace ya unos años, en pleno templo de Debod, me retaron a contar una historia sobre una margarita que había sobre el césped en el que estábamos pasando la tarde (esperando para ver el atardecer), y el resultado fue lo que podéis leer a continuación.